Imagen: Sodom.

La construcción del placer y el deseo se lleva a cabo de manera contextual, por lo que el espacio juega un papel fundamental en el anclaje, práctica y materialización de todo tipo de prácticas sexuales.
Evidentemente, existe un espectro muy amplio de prácticas sexuales, donde algunas pueden tener una dimensión más simple y una ejecución rápida; sin embargo del otro lado del especto existen otras prácticas que requieren un mayor entendimiento y recursos en la dimensión espacial para ser ejecutadas, y que muchas veces también requieren una mayor inversión en tiempo.
Para los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), unos de los espacios fundamentales para el disfrute sexual, la realización de fantasías y la expresión misma de la sexualidad han sido los denominados: lugares de encuentro. Este concepto ha cambiado de diseño arquitectónico, distribución, ubicación, decoración, equipamiento y uso a través del tiempo, y además es relativo a la cultura de cada país y región. Vale la pena precisar que en México la transparencia en materia sexual ha sido muy estigmatizada, por lo que se añora la clandestinidad y la noche que permite estas dinámicas.
Los lugares de encuentro han sido espacios públicos, saunas, casas privadas, cines porno, cuartos oscuros, etc. Estas tipologías de lugares han sido utilizadas de acuerdo con una necesidad social y sexual, dentro de un contexto histórico, político y social particular.

Vale la pena enfatizar puntualmente la visión y concepto de uno de estos espacios fundamentales: el cuarto oscuro, el cual es un lugar en donde asisten HSH con el fin de realizar prácticas sexuales principalmente de manera anónima.

El punto de partida para el cuarto oscuro es que es un espacio físico que fomenta e invita el intercambio sexual, el cual se convierte en el escenario perfecto que materializa y refleja muchas de las expresiones comportamentales de la sexualidad que se tienen registradas de acuerdo con los estudios vigentes en México.

Expresiones comportamentales de la sexualidad (ECS)

Comúnmente denominadas en el contexto histórico reciente como parafilias, que engloba dentro un término paraguas a un conjunto de comportamientos no normativos de manera notoriamente estigmatizante y denota una intencionalidad de representación patológica, enferma, inadecuada e inmoral.                                                                                            

Ha sido un camino largo hacia desestigmatización de esta tipología de expresiones del comportamiento sexual. Desde este punto de partida, es destacable la investigación del Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson, fundador del Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX) en 1986, quien nombró y definió el concepto de expresiones comportamentales de la sexualidad.           

La investigación de Álvarez-Gayou arrojó una conclusión importante: que en la sexualidad existe una diversidad muy amplia de comportamientos, dentro de los cuales todas las personas se ubican en un continuo que va desde la sexualidad no erótica (sin evidencia o presencia de excitación), a la sexualidad erótica (con presencia de excitación), cada una de las mismas se pueden percibir en diferentes intensidades.
De acuerdo con la investigación de Álvarez-Gayou, estos comportamientos en gran medida pueden ser apropiados, adecuados o normales (que se adscriben a la norma imperante o normativos), únicamente en circunstancias particulares salen de esta categorización y se pueden considerar inapropiadas, inadecuadas o anormales.                            

La expresión no erótica de la sexualidad se subdivide en dos subgrupos, mientras que la expresión erótica en cinco subgrupos. Todos los subgrupos se caracterizan según la frecuencia y la intensidad de la afiliación de la persona por una definida expresión comportamental. Se han descrito 27 expresiones comportamentales de la sexualidad. Cada una de estas expresiones puede tener diferentes niveles que se pueden situar en un área no erótica o en un área erótica, integrando un expresiograma y se comunica así:


ÁREA NO ERÓTICA O SOCIAL
(EM) Expresión mínima: placer no erótico que implica un ligero gusto.
(EA) Expresión acentuada: placer no erótico que implica gusto y satisfacción que abarca en forma importante la vida cotidiana.

EXPRESIÓN ERÓTICA SEXUAL

(EESF) Expresión erótica sexual a nivel de fantasía: solo existe en la mente, pero puede desencadenar excitación sexual.

(EESM) Expresión erótica sexual mínima: expresión que trasciende la fantasía. Se materializa en hechos concretos, pero es única en la vida, muy ocasional o sólo si las circunstancias lo facilitan.

(EESP) Expresión erótica sexual preferida: la expresión no es ocasional y se busca con alguna frecuencia, sin embargo, se continúan vivendo muchos otros tipos de expresiones sexuales eróticas y no eróticas.

(EESPR) Expresión erótica sexual predominante: la expresión comportamental prevalece sobre todas las demás, pero aún se conservan otras expresiones.

(EESE) Expresión erótica sexual exclusiva: solo mediante esa expresión es capaz de experimentar excitación sexual.

Con base en lo anterior, si se analizan todos los aspectos considerados en el expresiograma propuesto por Álvarez-Gayou, se puede concluir que las expresiones comportamentales de la sexualidad, tanto en la esfera no erótica como en la erótica, son muy amplias. “Lo relevante de esta clasificación es que descarta como tal, los términos acuñados de perversos, enfermos, desviados, o pecadores, a las personas que tienen gustos particulares en la manera en que manifiestan su sexualidad” (Álvarez-Gayou, y Guerra, 2007, p.2)

En la dimensión generalizada, las personas construyen su placer y erotismo por medio de los sentidos: viendo, escuchando, sintiendo o tocando, oliendo, degustando, etc. Debido a lo mencionado, se puede pensar que entre más diversa sea la sexualidad, será más sana y creativa, y por consiguiente menos limitada. 

De acuerdo con Skinner (1970), las personas poseemos reglas de conducta que hemos interiorizado y se han vuelto idiosincrásicas, parte de nosotros mismos. Es en base a estas reglas que calificamos como correcto o incorrecto el comportamiento propio y el de los demás. Por tanto la conducta que aprobamos o reprobamos tanto en nosotros mismos como en terceros, tiene relación directa con mis propias experiencias de aprendizaje. (Álvarez-Gayou, y Guerra, 2007, p.4)

Por contexto es una situación correcta, si tomamos en cuenta los siguientes elementos: a) Está de acuerdo con la experiencia de aprendizaje propia, y no causa daño a la persona que lo practica. Esto nos refiere al concepto de “egosintónico”. b) Es una situación de consentimiento mutuo, lo que implica que ambas partes están de acuerdo en la expresión comportamental. c) No provoca daños a terceros, es decir no se transgrede ninguna ley que provoque un daño parcial o total de manera psicológica, sexual o emocional a alguna persona. (Álvarez-Gayou, y Guerra, 2007, p.4)

Estas expresiones son parte fundamental de las prácticas sexuales de las personas en general, y muchas pueden desarrollarse en cualquier espacio y lugar, mientras que otras son más compatibles a entornos privados o diseñados de una forma e intención más precisa y puntual.

Es importante acentuar que en el ejercicio de la vida misma todos poseemos expresiones comportamentales de la sexualidad diversas, que pueden que no sean compatibles con la mayoría de las personas, pero no por eso pierden legitimidad ni caen en el terreno de lo incorrecto, ya que la funcionalidad de la misma únicamente yace en la legalidad y no en un componente moral, que termina siendo sumamente relativo a la vivencia individual.  

Por lo mencionado, la factibilidad de realización de ciertas expresiones comportamentales de la sexualidad será contextual, y dependerá solamente de los recursos que se tengan a la disposición, así como el cumplimiento de los tres elementos de análisis, así como el respeto a las autonomías física, sexual e intelectual de cada persona.  

Listado de expresiones comportamentales descritas en la investigación del Dr. Juan Luis Álvarez-Gayou y reflejadas en el expresiograma del Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX).

  1. Castidad.
  2. Masturbación.
  3. Relación a 1era vista.
  4. Poli-relación.
  5. Intercambio de parejas.
  6. Tribofilia Activa.
  7. Tribofilia Receptiva.
  8. Fetichismo.
  9. Travestismo.
  10. Rinofilia.
  11. Linguofilia.
  12. Audiofilia.
  13. Grafofilia.
  14. Logofilia.
  15. Iconofilia.
  16. Escoptofilia.
  17. Exhibicionista.
  18. Paidofilia.1
  19. Gerontofilia.2
  20. Necrofilia.
  21. Masoquismo.
  22. Sadismo.
  23. Gastrofilia.
  24. Zoofilia.
  25. Urofilia.
  26. Coprofilia.
  27. Fobofilia.

Espacio Queer

El espacio queer surgió en respuesta a las instituciones y espacios creados por la modernidad que, como el arquitecto y crítico inglés Aaron Betsky ha descrito, no salieron muy bien para los hombres gays.

El espacio queer es un sitio en el cual la meta es clara: el orgasmo. Este lugar se presenta en sintonía con el movimiento de liberación LGBTIQ+ o movimiento por una libre orientación sexual se refiere a un movimiento social en el cual se lucha por la causa de personas con una orientación sexual disidente a la heterosexual, y que tiene su origen en el Siglo XIX pero con más visibilidad a partir de los disturbios de Stonewall en Nueva York en 1969.

Como consecuencia a una identidad disidente y una sociedad heteronormada, los espacios queer se presentan en el medio de una vorágine de emociones y un recorrido vertiginoso en la difícil realidad de muchos integrantes de la comunidad donde eran rechazados en sus núcleos familiares y expulsados de sus hogares, que deberían de ser espacios seguros, por el simple hecho de vivirse dentro de una identidad diversa y no normativa.

De acuerdo con Betsky “ellos no tenían familias en el centro de sus vidas, por lo que el control del cuerpo se convirtió en lo contrario, por ejemplo la satisfacción del deseo, y el espacio público era donde el hombre queer tenía que esconder su deseo”. (Betsky, 1997, p.9)

El resultado fue la apropiación de una serie de espacios existentes para actividades queer, regularmente como menciona Betsky, aquellos lejos de la mirada pública, a menudo furtivos, oscuros y privados; el espacio queer, “se crea a sí mismo en la oscuridad, en lo obsceno, en lo oculto”. (Betsky, 1997, p.21)

Por lo anterior, la clandestinidad y la noche siempre han sido los principales aliados para las personas queer, especialmente para el ejercicio de prácticas sexuales. Puede deducirse que la metáfora del closet, un espacio privado y oscuro no habitable nace como una síntesis del espacio queer psicosocial.

En la dimensión física, el closet se materializó en lugares específicos, como en Inglaterra que el baño público se transformó indiscutiblemente en un lugar que se asoció permanentemente con el sexo entre hombres o gay a través de la práctica del cottaging, que no es otra cosa que el sexo anónimo entre hombres y toma la tipología del cottage o cabaña victoriana para su nombre.     

Lugares de encuentro

Los lugares de encuentro han sido espacios públicos, saunas, casas privadas, cines porno, cuartos oscuros, etc., dependiendo del contexto histórico, social, político, etc. De aquí se deriva el concepto de cuarto oscuro, el conocido espacio de atrás. El contexto político de la época moldeó este tipo de espacios queer, ya que eran de los pocos espacios que comunidad gay tenía para interactuar, para socializar entre iguales y de manera segura.

Posteriormente, la epidemia del VIH en los 80’s estigmatizó este tipo de espacios donde socialmente se le imprimió un carácter negativo, sucio, inmoral y obsceno, todavía más allá de lo ya establecido. Como consecuencia a lo anterior, a nivel global se establecieron políticas de sexo seguro, donde se fomentaba el uso del condón y la estructuración de ciertas metodologías para las prácticas sexuales homosexuales.   

En Monterrey, hace 25 años surge la casita de la mano de ACODEMIS, A.C., emulando el concepto que existía en la Ciudad de México. En este espacio se habla de apropiación política, de lugares físicos y cómo se interactúa dentro de esos cuartos para adultos. La búsqueda del placer, de las fantasías sexuales, y el estigma de pertenecer a un grupo señalado, son las realidades que viven aún hoy en día de estos espacios.  

Dentro de este tema, Abel Quiroga, director de ACODEMIS, A.C. menciona: “la realidad de las casitas, de los cuartos oscuros, se basa en prácticas penetrativas anales. También la intención es que el placer y el gozo estén dentro de la prevención, ejecutando un mecanismo de gestión de los placeres”.

Por otra parte, Rubén Maza, presidente de It Gets Better México afirma que “los lugares de encuentro permiten expresar, sentir, vivir el máximo escalón en la búsqueda de derechos, porque nos da la posibilidad de erotizar en espacios en los que podemos encontrar libertad y seguridad, permitiendo el disfrute de nuestra sexualidad sin estigmas, ni imposiciones normativas”.

Sin duda, los cuartos oscuros aportan al despertar el interés de las personas para construir el propio erotismo, facilitando interacciones que regularmente no se darían en un contexto abierto o en aplicaciones. Asimismo, la oscuridad permite reforzar aspectos que dan la oportunidad de estimular el interés en otro tipo de prácticas sin que haya un juicio de por medio, especialmente a nivel de aspecto físico, estético, intelectual, social, etc.

Las personas pueden consumar experiencias diferentes teniendo la seguridad que lo pueden hacer. Dentro del mismo concepto de cuarto oscuro, existen ambientes que se diferencian en cuestión del equipamiento y la iluminación, estos matices permiten o facilitan la realización de prácticas sexuales específicas, y por lo tanto la ejecución misma de expresiones comportamentales de la sexualidad de manera puntual, consensuada y segura.

En este sentido, es natural que haya personas que prefieran entornos oscuros para evitar ser juzgados y para desatar ciertas prácticas que no realizarían de manera visible o pública.

Finalmente, se puede afirmar que asistir a estos espacios y poder expresarse libremente de manera sexual le permite a una persona tener control de su cuerpo, enfatizando la autonomía sexual y el ejercicio de sus propios derechos. Sentir la presencia de las personas y poder percibir las expresiones del comportamiento que se realizan en un entorno particular también es un detonante del estímulo sexual y la construcción del erotismo personal, y se demuestran a través de la interacción y del lenguaje corporal.

Se puede concluir que dentro del concepto de lugares de encuentro y/o cuartos oscuros, se pueden reflejar al menos 22 de las 27 expresiones comportamentales registradas en el expresiograma del Dr. Álvarez-Gayou en su expresión erótica y con intensidades diversas, utilizando la oscuridad y los matices de ambientes como escenario.

Los cuartos oscuros sin duda han estado asociados mucho a la cultura leather y la realización de prácticas BDSM (bondage, dominación, sadismo y masoquismo), por lo que la oscuridad, la vestimenta y el equipamiento particular de estos espacios permite libremente el ejercicio de estas prácticas sexuales de forma segura.

De igual manera, la estimulación de la nariz a través de los fluidos corporales, la posibilidad de estar desnudo de forma segura, la interacción sexual grupal, el intercambio de parejas, el disfrute entre personas de distinta extracción social y rango etario como iguales, la libertad de observar, aunque sea de forma limitada, a personas teniendo prácticas sexuales, un travestismo parcial mediante una prenda de ropa particular o calzado, el fetichismo de alguna parte del cuerpo o de una pieza de vestimenta, juguete o indumentaria, el intercambio intencional o no intencional de fluidos y sobre todo la masturbación, son algunas de las expresiones que se facilitan en un entorno como los cuartos oscuros, mucho debido a la presencia de un número mayor de personas a lo habitual, y por lo tanto a que existe una diversidad de pensamiento, gustos e inclinaciones en cuanto a prácticas sexuales.

Por otra parte, las expresiones no representadas serían: grafofilia, logofilia, iconofilia, necrofilia, zoofilia, ya que la oscuridad no permite utilizar tanto el sentido de la vista como receptor de la estimulación principal, y también no se pueden tener los recursos necesarios dentro de estos espacios para la expresión de las últimas dos.  

Este tipo de espacios me parece que aporta en gran medida en la liberación sexual personal y en la práctica de la misma en un entorno seguro, ejerciendo el derecho en la búsqueda del placer. Otro de los factores importantes es que al tener a disposición un número de personas elevado y con el entendimiento que hay diversidad de comportamientos, las posibilidades del ejercicio de fantasías y la realización de expresiones de la sexualidad son infinitas, por lo que la limitación solo está en la imaginación, en la seguridad y en el consentimiento de las partes involucradas.

Los lugares de encuentro o cuartos oscuros son espacios que deben de seguir siendo de apropiación de la comunidad gay y HSH, e ir más allá en el trabajo continuo en su resignificación, ampliación, valor e importancia dentro de la narrativa y el imaginario de ser gay, fomentando desestigmatización de las prácticas sexuales diversas y observando el desenvolvimiento hacia futuro.      

Referencias  

  1. Álvarez-Gayou, J., y Guerra, G. (2007). Expresiones Comportamentales de la Sexualidad. Una cuestión de contexto. Revista Virtual del Instituto Cognitivo Conductual 243(7), 1-2. https://pdf4pro.com/cdn/expresiones-comportamentales-de-la-sexualidad-una-cuesti-243-n-4320e4.pdf
  2. Arango, C., y Echeverri, María. (2015). Sexualidad: el más humano de los sentimientos. Carta de la Salud. 229, 3-4. https://valledellili.org/wp-content/uploads/2018/04/pdf-229-cartadelasalud-junio2015-1.pdf
  3. Betsky, A. (1997). Queer Space: Architecture and Same-sex Desire. William Morrow.  
  4. Cardozo, M. (2013). Los cuartos oscuros y los hombres que tienen sexo con hombres. Editorial Académica Española.
  5. Skinner, B.F, y Holland, J.G. (1970). Análisis de la Conducta. Editorial Trillas.
  1. Existe en esta expresión la particularidad que si hay un intervalo de 15 años de diferencia ya se considera dentro de un rango de diferencia generacional. ↩︎
  2. Lo mismo que lo anterior aplica para esta expresión. ↩︎

por José Juan Garza

Especialista en sexología educativa en formación, con enfoque en sensibilización, diversidad sexual, género y atención plena. Su pasión por el activismo en derechos humanos y conocimiento aplicado en materia de la educación de la sexualidad lo llevó a profundizar en el ámbito de la sexología. Ha sido colaborador editorial de diversas publicaciones digitales e impresas a nivel nacional e internacional, así como editor y corrector de estilo.