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Texto publicado como el artículo «Relaciones positivas y experiencias sexuales» el 18 de septiembre de 2024 por el mismo autor en la página verificado.com.mx

La vinculación sexoafectiva o el establecimiento de una relación de pareja con una finalidad de tener un contacto emocional, sexual, erótico y/o afectivo es una de los tipos de relaciones que más nos impactan a nivel personal, tanto de manera privada como pública, durante nuestras vidas.

Se debe enfatizar que la vinculación sexual se aborda desde la vulnerabilidad, desde la transparencia, ya que es una mirada hacia un espacio de intimidad; sin embargo, un fenómeno muy común es que cuando no se realiza este contacto por medio de la confianza las personas se quedan en la mente, y no se permiten lograr esta conexión de manera plena, limitándonos de la experiencia de las sensaciones, la conexión y los sentimientos.

Cuando privilegiamos la razón, tiene un costo, nos vamos desensibilizando, porque ya no confiamos ni nos movilizamos por medio de nuestro cuerpo. De esta manera, usamos la mente para no sentir, para aislarnos, muchas veces motivados por un profundo miedo ya que toda situación problemática sexual yace en el contacto. El impulso sexual es un impulso de conexión con uno mismo y con la otra persona, y el impulso erótico es un impulso creativo.

Es ilusorio pensar que los órganos sexuales obedecen a la voluntad racional y si es que llegara a ocurrir se va el placer, se vuelve mecánico, y entonces se cae en la monotonía. La sexualidad es una función o un ejercicio de contacto, donde hay que averiguar mediante una exploración profunda si el bloqueo de contacto ocurre por violencia, miedo, obsesión, monotonía, etc., ya que estos mismos se conectan con todas las vivencias que hemos tenido a lo largo de nuestras vidas.

La respiración, el contacto, y la atención a los sentidos y sensaciones, nos permiten estar conscientes y presentes, nos ubican en este espacio y nos capacitan para establecer el vínculo sexoafectivo que se busca durante el encuentro sexual. Es importante que hay que ver las cosas con naturalidad, ya que de acuerdo a la norma sociocultural imperante en México, y en muchas partes del mundo, la sexualidad sigue siendo un tabú y existen muchos prejuicios y un gran estigma al referirnos a estos temas.

Sin duda, lo que debemos de fomentar es el contacto total y pleno, dejar de hacer un discurso o un análisis, en lugar de hablar directamente de las emociones en el momento presente, lo que podemos alcanzar vinculándonos y estableciendo relaciones positivas.  

Como antecedente, la psicología positiva se refiere a las perspectivas científicas sobre que la vida sea digna de ser vivida. Por lo tanto, se centra en los aspectos de la condición humana que llevan a la felicidad, a la completud y a prosperar (The Journal of Positive Psychology, 2005). Las experiencias positivas hablan sobre la manera en que las personas nos vincularnos, desde el objetivo de mejorar nuestra calidad de vida, donde la salud física y mental en gran medida está influida por las relaciones que establecemos.

Seligman y Csikszentmihalyi (2000) definieron la psicología positiva y comenzaron con su desarrollo, mediante un sentido más objetivo. Entre sus aportaciones se pueden mencionar potenciar las fortalezas y virtudes humanas, las cuales son componentes esenciales para que nos relacionemos mejor con quienes somos, y mantengamos relaciones más armónicas y enriquecedoras en general.

Las relaciones positivas se basan en un apego sano, empatía, respeto, tolencia y amor, donde debemos de fomentar la reciprocidad, la comunicación efectiva, y sobre todo aprender a ofrecer y dar, sin condiciones ni intercambios. Establecer vinculaciones de esta manera impacta en todos los aspectos de nuestra vida, ya sea en un entorno familiar, de pareja, sexual, emocional, laboral, amistoso, etc., y promueven un estado de bienestar, felicidad y armonía, que definitivamente tiene que ver con esta capacidad de establecer un contacto pleno y positivo.  

Finalmente, se puede reiterar que el placer y la conexión con el otro necesita tiempo, así como el desarrollo de emociones y relaciones positivas no se da en un instante. Si se realizan prácticas sexuales de una forma estructurada o metodológica no hay conexión, hay que utilizar y aplicar todos los sentidos, el uso de los sentidos nos ubica en el aquí y en el ahora. Vivimos en el momento donde no hay tiempo para el placer, solo hay tiempo para ser productivos, una gran área de oportunidad para las personas que vivimos en la sociedad actual.

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Referencias

  1. Contreras, F. y Esguerra, G. (2006). Psicología positiva: una nueva perspectiva en psicología Diversitas: Perspectivas en Psicología, vol. 2, núm. 2, julio-diciembre, 2006, pp. 311-319 Universidad Santo Tomás Bogotá, Colombia.
  2. Lupano P., María L., y Castro, A. (2010). Psicología positiva: Análisis desde su surgimiento. Ciencias Psicológicas4(1), 43-56. Recuperado en 08 de septiembre de 2024, de http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-42212010000100005&lng=es&tlng=es.

por José Juan Garza

Especialista en sexología educativa en formación, con enfoque en sensibilización, diversidad sexual, género y atención plena. Su pasión por el activismo en derechos humanos y conocimiento aplicado en materia de la educación de la sexualidad lo llevó a profundizar en el ámbito de la sexología. Ha sido colaborador editorial de diversas publicaciones digitales e impresas a nivel nacional e internacional, así como editor y corrector de estilo.